El beso de Judas / Gottfried Helnwein

lunes, 1 de agosto de 2011

Asco. De ésta saturación de estupidez mediática. De los medios medios y los miedos de los miedosos que medran con mi espanto. De lo políticamente incorrecto en formato correcto. De la cultura del opínalo todo, con toda autoridad, con naturalidad y sin vergüenza siéntete con derecho, siempre, de desdecir sin aviso lo que ayer diste como cierto. De los amigos de todos. De la pena ajena y la retroalimentación de imbecilidad permanente. De los que se dicen hartos de todo ésto y critican, cretinos, el asco que están alimentando, como una fierita escondida en el cuarto de atrás, que sigue engordando, creciendo y esperando su momento para partirnos democráticamente la cabeza. Asco. De antemano, de la criatura que estos tipos alimentan. De lo que callan. De lo que otorgan. Asqueado y repleto de excremento oficial. De comerlo a cucharadas y en silencio. Del sinsentido perverso de saber todo de todo y todos pero no saber quién soy, dónde estoy ni como me llamo. Asco. De que me induzcan a tararme siempre en los mismos ítems progresistas, prefascistas. Asco de las cofradías acomodaticias de lameculos profesionales. Y sobre todo asco de nosotros, imbéciles, que todavía no asumimos que todo se pasa y se pudre mientras tocamos al son que ellos nos bailan.

3 comentarios:

  1. son tan importantes como para dejar que se apropien del alma?? no, no y no.

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  2. vomitivo nauseabundo agobiante y en implacable primera persona del singular heroico (salpicando con plural en el final orquestado)

    me gusta este texto desde siempre

    salud fede

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  3. Pocas emociones son tan incontrolables como el asco. Rebelde, se instala en la silla turca y dormita una siesta interminable. ...Ligera y eterna.

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